¿Están infiltradas las disidencias por el Ejército?

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¿Están infiltradas las disidencias por el Ejército?

 Publicado: 08 Marzo 2023

Un documento de la Fiscalía de Justicia y Paz perfila al exguerrillero de las Farc, alias Antonio Medina, como colaborador del Ejército desde 2009 cuando desertó de las filas de las Farc. En 2018 quedó libre gracias a las normas del acuerdo de paz, pero, meses más tarde apareció liderando uno de los grupos ilegales que más ha atacado a la población civil en Arauca: el nuevo frente 28.

Por: Revista RAYA

Tanto los negociadores de paz de la guerrilla del ELN, hoy en diálogos con el gobierno en México, como los integrantes de la llamada Segunda Marquetalia han expresado que el Estado colombiano debe esclarecer quiénes están detrás de varios frentes que se hacen llamar disidencias, pero los cuales, han ejecutado acciones bélicas contra la población civil en Arauca y el estado venezolano Apure, generando el rechazo de organizaciones sociales que los han tildado de “paramilitares” de dudosa procedencia. Uno de ellos es Omar Pardo Galeano, alias Antonio Medina, quien comanda el frente 28 en la frontera colombo-venezolana, y quien a finales del año pasado anunció que asesinarían a 300 personas en Arauca.

Teniendo en cuenta que el gobierno ha anunciado que se sentará a negociar con estos frentes, agrupados en lo que han denominado Estado Mayor Central, la revista RAYA indagó sobre la historia de Medina y lo que se ha tejido en su vida criminal luego de abandonar las filas de las Farc en 2009. Por un lado, RAYA encontró un documento de Justicia y Paz en el que queda claro que Omar Pardo Galeano, como es su nombre de pila, se acogió a la Ley del proceso de paz de los paramilitares y luego colaboró con el Ejército de manera decidida en la captura de más guerrilleros. Así lo dejó claro en su declaración ante la Fiscalía el 18 de septiembre de 2009:

Preguntado: informe a este despacho en qué consiste las actividades que actualmente usted se encuentra realizando con el Ejército en Colombia y con la Policía Nacional.

Contestó: Doctora, como usted lo sabe y la Fiscalía lo sabe, desde el momento en que me deserté de las Farc me he dedicado a ayudar a capturar gente con el Ejército y la Policía. En el Ejército estoy colaborando con el coronel Martínez y con el capitán que me están acompañando hoy. Y con la Policía lo único que he hecho es hacer caso cuando me llaman a ver si conozco a algún capturado cuando me muestran fotos y cosas así. Pero mi colaboración principal es con el Ejército.

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En esta misma declaración Pardo Galeano ratifica que en las FARC integró la unidad urbana ‘Joselo Lozada’, misma que el Senador Julián Gallo ha señalado como la ejecutora bajo su mando del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. Pasados ocho años en prisión, Galeano aprovechó el proceso de paz con las Farc e inició una pelea jurídica para recobrar su libertad gracias a que el acuerdo también cobijaba a los presos. No obstante, la Corte Suprema le negó esa posibilidad, junto con otros exguerrilleros desertores, pues el alto tribunal argumentó que se trataba de personas que no eran reconocidas en los listados de la desmovilizada guerrilla y que, además, ya habían hecho parte de los beneficios que le otorgaron a los paramilitares a través de la Ley de Justicia y Paz. Finalmente, la Justicia Especial para la Paz le otorgó la libertad en 2018 y meses después Omar Pardo Galeano, apareció en videos autodenominándose alias Antonio Medina, con uniforme camuflado nuevo y enarbolando las banderas de una nueva guerrilla, liderada por el nuevo frente 28, que iba a operar en los departamentos de Casanare, Meta y Arauca.             

Antonio Medina y su combo

Tras los anuncios de guerra, principalmente en Arauca, el frente 10 apareció en escena en esa región y se expandió hasta el estado venezolano de Apure en sus intentos por desestabilizar a la Guardia Nacional Bolivariana con la que se enfrentó en 2020 y 2021. Para ese entonces, el gobierno venezolano denunciaba al mundo intentos de invasión por parte del gobierno de Estados Unidos desde los departamentos de la Guajira y Arauca. Planes que quedaron registrados en documentos de la inteligencia colombiana revelados por esta revista y en los que la Armada Nacional registró cómo falsearon audios para hacer enfrentar al ELN con las fuerzas estatales de Venezuela. Tanto el frente 10 como el 28 tienen la similitud de que también se han enfrentado en la frontera con la Segunda Marquetalia y el ELN, guerrillas que desde entonces han denunciado que dichos grupos están infiltrados por la inteligencia norteamericana y el Ejército colombiano.

El frente 10 está liderado por Jorge Eliécer Jiménez, conocido como Jerónimo Aljure, quien fue combatiente de las FARC-EP desde los 80s y terminó capturado por las autoridades en 2009. Se postuló ante la Ley de Justicia y Paz, colaboró con la Fiscalía en la promoción de desmovilizaciones en las cárceles, hasta 2017, fecha en la que se acogió a la JEP en virtud del proceso de paz y obtuvo su libertad. Meses después, apareció liderando el frente en mención y colaboró, junto con miembros activos del Ejército colombiano, según la revista CAMBIO, como el coronel de inteligencia Mario Sarmiento Reyes, alias Matilda, en el asesinato del excomandante de la Segunda Marquetalia, Jesús Santrich, quien murió en una emboscada en la frontera colombo-venezolana.  

A los dos líderes, Medina y Aljure, los une su deserción de las Farc y el acogimiento a la Ley hecha para la desmovilización paramilitar. Es más, sus acciones bélicas contra la población civil de Arauca es otro indicio de que están en contra de las organizaciones sociales y de derechos humanos históricamente señaladas por la inteligencia estatal como aliadas de la insurgencia. Un hecho claro fue el carro bomba detonado el 19 de enero de 2022 contra la sede de la Fundación de Derechos Humanos Joel Sierra, en Saravena (Arauca), mientras se reunían una docena de líderes en ese edificio. El celador murió, veinte personas resultaron heridas y el frente 28 reconoció su autoría señalando a la sede de la organización social como el centro de mando urbano de la guerrilla del ELN.    

En la madrugada del 24 de febrero del año pasado, el propio Ejército casi que extinguió ese frente, pues viniendo del estado de Apure los emboscó y asesinó a 23 de sus integrantes, entre ellos, Jeronimo Aljure y Ernesto Devia Mejía, este último, recordado por concederle la única entrevista en plena guerra en Arauca a la periodista Salud Hernández, reconocida por ser opositora de los acuerdos de paz con las guerrillas. Este hecho fue cuestionado y el partido de la exguerrilla, Comunes, expidió un comunicado calificándolos como “desertores, embaucadores, falsos disidentes”. Y a renglón seguido añadieron: “El país necesita saber con urgencia qué es lo que se esconde tras las disidencias y sus guerras en Arauca”.

De hecho, Devia fue el encargado de entregar en diciembre de 2021 al coronel Pedro Pérez Arciniegas, quien desapareció una noche de abril de ese año de un hotel en Saravena donde se iba a encontrar con una mujer. Pérez luego apareció como secuestrado por este frente 10. El ELN también denunció que el militar era uno de los agentes de inteligencia que estaba infiltrado y ordenando operaciones de falsa bandera desde dentro de la organización de Jerónimo y Devia. Según lo reportó El Tiempo, “de acuerdo con inteligencia, el coronel fue trasladado a Venezuela por hombres bajo el mando de ‘Antonio Medina’, jefe disidente”.

Coronel liberado

La senadora Clara López también criticó, en entrevista con Cecilia Orozco en El Espectador, el accionar de estos frentes que se hacen llamar disidencias: “estos grupos están permeados por sectores corruptos de las Fuerzas Armadas”. Un comentario no tan suelto por la dimensión de lo que significa que no haya claridad respecto a estos hechos, pues la guerra sigue prolongándose como una estrategia mucho mayor que la muerte. De hecho, en la década de los 80s centenares de jóvenes universitarios fueron reclutados y luego ejecutados por un supuesto frente disidente de las Farc, llamado Ricardo Franco, que condujo a la gente desde las ciudades hacia las montañas del Cauca, estuvo infiltrado por el F2 del Ejército. Ese capitulo aún no está contado, pero esa estrategia de guerra perpetua no es nueva.

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