Los últimos lios de cocina del palacio de Nariño, que involucran a la advenediza Laura Saravia, su «sirvienta» (según Clara López), una maleta llena de billete y un personaje tragicómico ninguneado, que por lo visto no le hace honor a su nombre y no fue capaz de armar lealtades; puso de moda uno de los deportes nacionales, chismosear
Queda claro lo peligroso que resulta dormir con el enemigo, pues en medio del sueño suele ocurrir que el despertar sea a las puñaladas, como sucedió el fin de semana a raíz de las escandalosas y manipuladas, hasta la saciedad, desgrabaciones del exembajador Benedetti, donde volea madrazos, amenazas y mierda a diestra y siniestra.
El único perdedor de todo esto es el pueblito que no entiende, cómo los «amigos» nombrados por el presidente le cubren la espalda pero de cuchilladas.
Ya es hora de sacar del dormitorio los enemigos.